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  ETAPAS


ETAPAS DROGADICCION


1. ETAPA TEMPRANA: USO PROBLEMATICO.


En esta etapa, se consumen cantidades cada vez mayores de droga, en forma también cada vez más frecuente. En esta etapa típicamente el usuario busca las ocasiones de uso, selecciona amigos que también consumen cantidades mayores, y comienza a ocultar el uso ante sus familiares y amigos previos. Aparecen episodios de intoxicación periódica, con frecuencia esporádica aún.
Las motivaciones en esta etapa para usar la sustancia química son el agrado que ésta produce, el mejorar la confianza en sí mismo, el aliviar estados disfóricos, tales como angustia, depresión o insomnio. Por otra parte, el uso en sí comienza a provocar fluctuaciones del ánimo: enojo, remordimientos y angustia hacen que la persona se sienta débil y con remordimientos por su uso de la droga. La vida de la persona empieza a centrarse en ésta. Los intereses y ambiciones disminuyen y aparece una preocupación excesiva por conseguir la sustancia química. El joven usuario cambia de amistades, y comienza a juntarse con otros adolescentes que también usan drogas. Se producen discusiones dentro de la familia por el consumo, y el joven empieza a rehuir quedarse en la casa, y a desinteresarse emocionalmente por sus familiares.
En el plano laboral o escolar se produce ausentismo (típicamente de dia lunes), y aparecen dificultades con supervisores o profesores. Las notas desmejoran. Se dejan de lado intereses previos, no relacionados al uso, como participación en deportes, o en grupos religiosos. El joven necesita más dinero para financiar su hábito: a veces empieza a trabajar en las tardes, pero otras incurre en actividades ilegales. Pueden surgir los primeros problemas legales: partes automovilísticos por conducir bajo el efecto del alcohol.
Desde el punto de vista farmacológico, pueden producirse aquí los primeros signos de tolerancia: se necesitan dosis mayores para relajarse, aliviar el insomnio o la depresión. Pueden producirse también los primeros problemas de salud: accidentes automovilísticos, caídas, quemaduras, accidentes del trabajo, etc.
Los hechos anteriores hacen que algunos usuarios reconsideren su uso, y hay cierto porcentaje de recuperación espontánea, sin tratamiento. Muchos otros, sin embargo, progresan hacia la etapa siguiente. Aquí es cuando el tratamiento tiene su mejor rendimiento, sea dado por grupos de auto-ayuda, o por profesionales. Si se enfrenta el problema en este momento, el pronóstico es bastante bueno: hay un 60 a 80% de recuperación significativa al año de seguimiento.

2. ETAPA MEDIA


En la etapa MEDIA de consumo, comienza el uso masivo, en crisis de ingesta o de consumo, típicamente asociadas con intentos por volver a la abstinencia. Se comienza a producir la pérdida de control: la persona consume más de lo que se propuso, y por períodos de tiempo más prolongados de lo que pensó. La persona tiene ya una serie de trucos para conseguir la droga, para pagar menos del precio habitual, y para esconderla de los familiares. Muestra también problemas entre las crisis de ingesta: olvido de compromisos, fatigabilidad fácil, y menor productividad de la habitual.
En esta etapa, la motivación del uso es centralmente para volver a sentirse normal. La personalidad empieza a cambiar: hay emocionalidad fácil, y aparecen sentimientos encontrados con respecto a su uso de la droga. La persona se siente culpable, resiente cualquier comentario acerca de su uso, y se ve inadecuado o inferior a los demás. La auto-imagen se deteriora, tiende a justificarse y a tenerse autocompasión por su uso. Su capacidad de tomar decisiones es cada vez más deficiente, usa el tiempo en forma ineficiente, evita el reconocer que los problemas provienen del uso excesivo, y culpa a los demás muy fácilmente. Esto lo lleva a discusiones y situaciones socialmente inconfortables. Rompe sus promesas y compromisos de reducir la ingesta, y miente abiertamente con respecto a las cantidades y consecuencias de ésta. Surgen cada vez más problemas con la familia: fuera de mentirles, roba o discute abiertamente, y pasa cada vez más tiempo fuera de la casa. Deserta de los estudios y si tiene un trabajo, lo pierde. Comienza a rotar de un colegio en otro. Muchas veces abandona el hogar, y termina viviendo en otra localidad, a menudo solo. Pueden surgir problemas legales, relacionados a gastos excesivos o a deudas que no puede pagar. Se desentiende de los grupos de amigos y asociaciones a los que perteneció con anterioridad, y sólo mantiene amistades superficiales con compañeros de fiesta o de consumo.
En esta etapa desde el punto de vista farmacológico hay síntomas claros de privación, y alteraciones de la memoria. Típicamente comienza el consumo matutino para aliviar los síntomas de privación. Pueden aparecer infecciones (respiratorias, urogenitales, cutáneas); hay tendencia a las lesiones accidentales (caídas, quemaduras, accidentes del tránsito) y a la conducta autoagresiva (intentos de suicidio). En el plano sexual surge impotencia o frigidez, conducta promiscua y enfermedades de transmisión sexual.
En esta etapa se puede consultar médico no por el consumo pero si por una variedad de síntomas vagos: sudoración, angustia, libido disminuída, dolores musculares y malestar general, obesidad, diarrea, pérdida de memoria, crisis de pánico, depresión.
Un pequeño porcentaje de personas mejoran espontáneamente en esta etapa. La mayoría, sin embargo, requiere tratamiento sistemático para no progresar a la etapa siguiente. El pronóstico es relativamente bueno: 30 a 60% de abstinencia al cabo de un año post-tratamiento. Muchas veces la motivación para el tratamiento no es propia, sino que se busca ayuda por presión de familiares, amigos o empleadores.

3. ETAPA TARDIA

En la ETAPA TARDIA O DE DETERIORO, la persona está consumiendo continuamente no sólo la droga que usó originalmente, sino cualquier sustancia química: se convierte en un POLIADICTO. La pérdida de control es muy frecuente. El uso es compulsivo, a pesar de que las consecuencias nocivas de él sean obvias. Todo el estilo de vida gira alrededor de conseguir, consumir y enfrentar las consecuencias del consumo de la sustancia química. El aspecto físico es descuidado, la vestimenta desordenada y no hay interés por las opiniones o reacciones de los demás.
A estas alturas el efecto de la droga no es placentero como antes, pero la persona es incapaz de detener el consumo, que se ha transformado en el eje de la propia vida. El funcionamiento mental se caracteriza por la percepción confusa de la propia situación, por la incapacidad de planear y de decidir, así como de evaluar objetivamente el propio estado. Exhibe un juicio extremadamente pobre en la mayoría de los temas, excepto en la capacidad de manipular a los demás para obtener acceso a la droga. Típicamente se ha distanciado de la familia, viviendo lejos de ellos, en barrios marginales de la ciudad. Tiene sólo empleos ocasionales, o vive de la caridad o de la seguridad social. Pasa períodos prolongados en la cárcel, en hospitales, o viviendo involucrado en actividades ilegales

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Desde el punto de vista farmacológico, hay tolerancia disminuída a la sustancia: la intoxicación o la amnesia aparecen rápidamente. Los sindromes de privación son severos, presentando a veces delirium tremens o convulsiones post-privación. Cuando la droga se usa en forma inyectable, surgen complicaciones infecciosas de ésta: septicemia, edema pulmonar, endocarditis, y actualmente, SIDA. Puede haber conducta violenta, involucrandose en homicidios, o intentando repetidamente el suicidio. Hay también claros déficits nutricionales: vitamínicos, proteicos, o de minerales. En el plano sexual, se tienen claras dificultades para encontrar pareja, se tiende a tener relaciones sólo con prostitutas, o bien, en el caso de las mujeres, a prostituirse para obtener fondos para comprar la droga.
En esta etapa la remisión espontánea prácticamente no existe, y si no hay una terapia intensiva, la tendencia natural es al deterioro progresivo. El tratamiento tiene en general que ser de internación, a veces prolongada, en unidades residenciales especializadas, seguidas posteriormente por un sistema progresivo de rehabilitación y de reinserción en la comunidad y la familia. El pronóstico, en todo caso, es mucho peor que en las etapas anteriores: 10 a 30% de mejoría en los seguimientos al cabo de un año. El resto tiene una mortalidad elevada. El tratamiento en esta etapa rara vez se busca voluntariamente, y en la mayoría de los casos la persona es obligada por medios judiciales u otros a tratarse.

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